miércoles, 14 de diciembre de 2011

¿Cuál es tu dieta mental?


«Siembra un pensamiento, cosecha una acción. Siembra una acción, cosecha un hábito. Siembra un hábito, cosecha un carácter. Siembra un carácter, cosecha un destino».
Siembra una acción, cosecha un hábito. Siem- bra un hábito, cosecha un carácter. Siembra un carácter, cosecha un destino». A la larga, todos seremos producto de nuestros pensamientos.
¿Cuál es tu dieta mental?
Para muchas personas la práctica de meditar en las Escrituras y tener revelación interior pa- rece algo complicado. He oído a fieles creyen- tes decirme que no tienen la disciplina para memorizar versículos o concentrarse en la ver- dad de Dios por largos períodos de tiempo sin distraerse.
Pero todos saben cómo hacerlo. Cuando es- tamos ansiosos y preocupados; podemos concentrarnos en los problemas y temores du- rante horas, de una sola vez, separando cada detalle y obsesionándonos con cada contin- gencia. Pensar grandes pensamientos significa tomar esa increíble habilidad de enfocarnos en lo negativo y usarlo para propósitos posi- tivos y verdaderos.
Eres lo que piensas
Expresar nuestro pensamiento en térmi- nos de un hábito parece poco espiri- tual para mucha gente; sin embargo, bastante de nuestro pensamiento es una innegable cuestión de hábito. De hecho, la mayor parte de nuestra conducta está com- puesta de hábitos, y hay muchos de los que ni siquiera nos damos cuenta. La mayoría de nosotros nos vamos a la cama a cierta hora
cada día. Nos levantamos en la mañana a un horario regular; cepillamos nuestros dientes un par de veces al día; nos subimos al auto y conducimos hacia el trabajo, usualmente por la misma ruta todos los días. Nadie nos dice que hagamos todas esas cosas. No tenemos que recordar hacerlas, porque son habituales.
Es sencillo ver la aplicación de esta verdad en lo físico. Si pasamos nuestras vidas comiendo medialunas y golosinas, bebiendo varias tazas de café y latas de gaseosa al día, y no hace- mos demasiado ejercicio, entonces podemos predecirquenuestroniveldesaludserábajo. Lo que introducimos en nuestros cuerpos va a determinar la calidad de vida que ellos tengan.
Pablo, de forma sencilla, dice que la mente fun- ciona del mismo modo. Hay una cierta clase de pensamiento que debe convertirse en habitual para nosotros, porque él nos llevará a la piedad y a la paz. La presencia de Dios acompaña a estos pensamientos. Al igual que con nuestro cuerpo, tal vez no veamos inmediatamente los resultados de nuestro plan nutricional, pero los veremos con el correr del tiempo. Cada uno, sea en la carne o en el Espíritu, cosecha lo que sembró. John Stott, en su comentario acerca de Gálatas, lo expresa de este modo: «Siem- bra un pensamiento, cosecha una acción.
En vez de obsesionarnos sobre los dilemas en los que estamos atrapados, o en los que po- dríamos estar atrapados si cada variable cam- biara para mal como esperamos, tratemos de llenar nuestras mentes con la verdad.
Somos un pueblo que ha sido llamado a la transformación final. Romanos 12:2 (NVI) nos dice: «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la vo- luntad de Dios, buena, agradable y perfecta».
Aunque vivimos en un mundo caído y peleamos la batalla diaria, la voluntad de Dios para nosotros es buena y apacible. Según la Palabra, solo podemos experimentarlo me- diante una mente renovada. Y solo podemos tener una mente renovada si la llenamos con grandes pensamientos.por CHIP INGRAM

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